En unos de los textos que
proviene directamente del Buddha dice: La verdad se clasifica en dos
categorías: la verdad convencional (yo la llamaría la de los conceptos y los
símbolos) o relativa, y la verdad ultima o no convencional.
El
libro Tao Te Ching del autor del filosofo y sabio Taoista, Lao Tse, dice uno de
los párrafos iniciales:
EL TAO QUE PUEDE
NOMBRARSE, NO ES EL TAO PERPETUO
Esto es lo mismo que decir que
apenas empiezo hablar del Tao, Bla…Bla …………..Bla..Bla… este deja de ser lo que es. Según mi interpretación, desde el lado de la razón, el Tao es indescriptible.
La verdad convencional es la precisión
de los términos que utilizamos o empleamos por la mayoría de la gente para
comunicarse y relacionarse unos con otros y poder entenderse en la vida cotidiana
y sobrevivir. La verdad última es la concordancia entre una aserción y las cualidades
fundamentales del fenómeno al que se refiere.
La verdad convencional emplea los
nombres, símbolos y los conceptos para expresar todo aquello que se describe,
se piensa, se considera, se entiende y se interpreta.
Desde chicos hasta que
incursionamos la universidad, se nos enseña a trabajar más el lado izquierdo de
la mente (el lado del convencionalismo, de la razón, pero no necesariamente de
la verdadera realidad, que se apoya en el hemisferio derecho del cerebro. En el vídeo que adjunto, quizás alguien
lo haya visto, está muy claro como lo describe la Doctora Neurologa Jill Bolte
Taylor, ve a la columna derecha y busca derrame de iluminación.
Recuerde esto, es muy claro, que somos conducidos como el Burro con la Zanahoria por delante, atrapados en lo
que nos ofrece el mercado industrial, la moda…inclusive el fútbol.. etc., por ello peleamos y hasta
nos herimos unos a otros, competimos y en el peor de los casos, se hiere y se mata.
Hace muy poco una persona bien
casada, con una situación cómoda, me dijo “La Felicidad no existe”. Claro cuando uno viaja, se mantiene activo, y cree mas en el tenr que en el ser tenga la edad que tenga, siendo mayor, trabaja, todo lo procura en el bienestar de los
sentidos y no esta mal.
El éxito, el placer, la fama, el poder, dan una cierta felicidad, que no se perpetua, puede durar quizás unos años, pero todo termina, es decir todo resulta algo efímero, no obstante aquel que quiera recalar y ser un hedonista, que lo sea, solo debe saber sus implicancias.
Entonces para esa persona, no
existe la felicidad. Por el contario yo digo existe, solo que hay que girar la
mirada hacia adentro o hacia la verdadera realidad.
Recordemos aquellos que transitan
el sendero de la meditación, que los conceptos y los nombres no designan
realidades existentes, hechos, fenómenos o atributos, solo denotan la
apariencia física y tienen un significado establecido de uso común. La
existencia de la verdad convencional determina un lenguaje y unas nociones básicas que permiten comunicarse sin confusión
en el contexto general
de la informaci6n recibida. EI
nombre del objeto cubre la realidad.
La verdad convencional es aquello
que tenemos que encontrar para tener comodidad, alcanzar el éxito mundano,
consideramos felices y
realizados. La
verdad ultima, en cambio, nos enseña que todas las cosas son compuestos sujetos
a la disolución, todas las cosas están condicionadas y perecen.
La comprensión de la verdad última
evita aceptar como verdad el punto de vista equivocado que acepta la existencia
de una identidad permanente. De acuerdo con la verdad ultima, el ser es solo un
concepto y
el concepto carece
del atributo del movimiento.
Para la verdad convencional
existe un individuo que realiza la acción, para la verdad ultima solo existen
el momento y
su naturaleza.
La verdad convencional usa la percepción
y la concentración para conocer. La
verdad última se vale de la atención plena para conducimos a la sabiduría.
Cada una de las dos formas de ver
la verdad es válida de acuerdo con sus características de expresión
respectivas.
Uno se golpea con la verdad un
poco, cuando muere un ser querido, ahí aunque no lo reconozca y responda a los
afectos, lleva la naturaleza de que todo lo constituido, en proclive a la
disolución.
Por eso digo, no pierda tiempo,
no importa si tiene dinero o no lo tiene, en cualquier caso usted puede lograr
la perfección y sabiduría, no escondiendo bajo la alfombra la realidad
subyacente.
Sea Feliz a pesar de que algunos
con todo lo que poseen, digan que no lo son.
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